¡Aviso a navegantes¡

Aviso a navegantes interesados en atracar en los puertos del Espacio Guindalera donde ocasionalmente, cuando podemos,  hacemos teatro. A nuestros espectadores habituales y a todos los nuevos interesados en nuestras actividades artísticas que se organizan en este centro de creación, que no es un teatro al uso tradicional. ¿Vale?

No os asustéis con este nuevo concepto de socios con el que abrimos la temporada presente. Este nuevo concepto se aleja de la frialdad de los antiguos teatros que marcan esa gélida distancia al sacar sus entradas en taquilla, para poder sentarse en unas cómodas butacas y disfrutar del placer escénico como simples espectadores y que incluso, a veces, cuentan con acomodadores. Si estáis interesados en algo de lo que se cocina en Guindalera, tener presente que al recibiros en nuestro vestíbulo, os inscribiremos cariñosamente en nuestro registro como socios durante un año, por el módico precio de una entrada al uso, y podréis participar disfrutando con todos nosotros del misterio de la creación escénica, de ese espectáculo que tenías interés por ver. El tiempo empleado para vuestro derecho a participar como espectadores será el mismo que cuando vais a una taquilla de teatro al uso y compráis vuestra entrada. Disfrutareis de una forma nueva porque accederéis de diferente forma a la magia del teatro.

Como veis hemos tratado de comunicar este nuevo concepto con palabras, y la palabra debería ser el último eslabón de algo tan mágico y poético como el pensamiento humano. Pero tener en cuenta que hay silencios llenos de esencias difíciles de expresar con palabras. Juan Pastor

Ante la amenaza de CIERRE de Espacio GUINDALERA.

GUINDALERA nació como centro de creación teatral con la voluntad de ser un servicio público, un servicio público para la ciudad de Madrid, con un espacio físico para la creación y difusión de sus producciones. Durante estos quince años y en ese espacio concreto hemos creado un estilo propio, con unas características específicas, que son el sello de nuestras producciones profesionales.

Hemos buscado la independencia, la dignidad artística, técnica y laboral, así como el equilibrio entre lo que nos interesa a nosotros y a nuestra sociedad, entre la elección de textos sólidos y el deseo de renovación, además del entretenimiento y la búsqueda de temas que hablen de la condición humana y planteen nuevos interrogantes sobre el ser humano en el universo. Siempre nos ha interesado el actor como centro de la experiencia teatral y sus procesos creativos, al tiempo que nos hemos alejado del “efecto teatral”, reemplazándolo por la verdad en el arte escénico y la magia del juego teatral. Insistimos en los matices de la sencillez y la pureza del arte escénico. En nuestros montajes hemos dado prioridad a la cercanía con el espectador, que siente la proximidad de las emociones desnudas de nuestros actores.

La sala, situada en el número 20 de la calle Martínez Izquierdo, ha sido siempre un espacio físico donde desarrollar un proyecto de creación teatral, un centro donde poder elaborar y mostrar nuestra propia producción teatral, enriquecida con la aportación de otras actividades artísticas cercanas a nuestra forma de concebir el arte escénico. De esta forma,  GUINDALERA se ha convertido con los años en un espacio de culto con un público fiel, en un referente por la calidad artística y por su modelo de gestión independiente, en algo que como servicio público, sin los presupuestos de los centros “oficiales”, enriquece a la sociedad a la que pertenecemos.

Sin embargo, después de remontar muchas situaciones críticas durante estos quince años, por no encajar en  la “normativa urbanística” del Ayuntamiento para obtener una LICENCIA de teatro, lo que nos excluía de la posibilidad de optar a las ayudas para la programación de salas de pequeño formato de las distintas administraciones, y por lo tanto con la constante amenaza de cierre,  en el año 2016 nos vimos en la obligación, ya por una total imposibilidad económica,  de cerrar la sala como espacio de exhibición.

No obstante ante esa  decisión dolorosa del cierre, María Pastor, adecuándose a las circunstancias adversas y haciendo todo un ejercicio de equilibrio, decide tomar el relevo y hacerse cargo del proyecto antiguo, transformándolo  en un nuevo espacio de creación con el que poder asegurar el mantenimiento de la labor creativa desarrollada hasta ahora con la ayuda de posibles socios. Si no somos un teatro al uso, no podemos abrir una taquilla al uso y por lo tanto carecemos de ingresos y no podemos optar a subvenciones en la medida que lo hacen el resto de salas de teatro. Así nace el nuevo ESPACIO GUINDALERA, que se abre a nuevos horizontes, asumiendo la necesidad de un cambio, pero preservando sus valores. Creadores y espectadores asociados promueven un espacio polivalente donde se acortan las distancias entre espectadores y artistas, donde se genera debate y reflexión en torno al placer de lo cuidadosamente escogido. Donde se buscan sinergias entre diferentes manifestaciones artísticas y se tienden puentes.

ESPACIO GUINDALERA se pone en marcha, pero de nuevo y ante una inspección equivocada se generan malinterpretaciones burocráticas que amenazan otra vez con el cierre del nuevo espacio. Quedamos muy sorprendidos por dicha orden de cierre, que recibimos en nuestro centro el 22 de Febrero, porque nos habíamos visto obligados a ajustarnos a la normativa, dejando de funcionar como sala de teatro en 2016 y abriendo este ESPACIO GUINDALERA como club privado. Desde entonces, todas las personas que acceden al espacio y a sus actividades deben registrarse como socios de la Asociación Cultural Escena Abierta, lo que elimina los ingresos por taquilla. Esta asociación tiene como misión: promover la participación de los espectadores en actividades lúdico creativas, utilizando la expresión artística como herramienta de inclusión y desarrollo al servicio de la comunidad.

Es casi cómico, que uno de los puntos conflictivos del aviso de cierre fuera el uso de la palabra “teatro” en nuestra comunicación, pero nosotros  insistimos en reivindicar su uso, pues esa palabra no solo alude a un edificio destinado a la representación de obras dramáticas, sino que su contenido es mucho más amplio.

Los vecinos convocaron una reunión informativa de apoyo y la respuesta fue inmediata, la  sala se llenó con el #NoalCIERREdeEspacioGuindalera y las redes se inflamaron con su solidaridad…

RESUMIENDO: En la nueva etapa que nos hemos visto obligados a emprender en octubre del 2017, compartimos, asociándonos artistas y espectadores, un espacio de creación multidisciplinar. Queremos encontrar la manera de aclarar ante el Ayuntamiento algunos conceptos. Consideramos que, obligados a cumplir con la LICENCIA a la que únicamente podemos acceder como sede de nuestra asociación cultural, realizamos LEGALMENTE actividades en cumplimiento de los objetivos establecidos en nuestros estatutos. De momento hemos paralizado las actividades, aunque seguiremos  trabajando para mantener ESPACIO GUINDALERA  dentro de la legalidad actual con la  que nos vemos obligados a funcionar.

No obstante nos gustaría ir un poco más lejos y pedir a las concejalías de Cultura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, que encuentren la fórmula para modificar la normativa para centros como el nuestro que demanda nuestra sociedad y que reúnen las condiciones necesarias para optar a una licencia de teatro.

 

Sobre PADRES e HIJOS

PRIMERA LECTURA con el equipo artístico  21 de febrero.

“Sobre Padres e Hijos” plantea una paradoja entre dos generaciones a la búsqueda del bien común. La generación de los padres que protegen sus fundamentos y valores morales creyendo que es la mejor herencia para transmitir a sus hijos y la siguiente generación  que ve una imposición la de esos valores anticuados y considera necesario un cambio radical. La sociedad debe avanzar y para eso el cambio es necesario. Pero ¿a costa de qué? ¿Reforzar la tradición, mejorarla, destruirla? ¿Reformar o reconstruir? Uno de los principios básicos de la vida es el enlace entre los tiempos, la transmisión patrimonial de valores. Pero a veces la tradición es una mentira compartida como si fuera verdad y transmitida con modales religiosos. ¿Nos gusta el mundo tal y como es? ¿Qué debemos cambiar y cómo? ¿Es posible mantener en la memoria un lugar para el amor, para que pueda transmitirse y preservarse de un ser humano a otro, transformando al individuo y a la sociedad en una nueva generación opuesta a la destrucción? Cuando el amor persiste en la memoria se convierte en un arma muy poderosa,

En su novela Turgueniev defiende un liberalismo regenerador para la Rusia de entonces, la reforma de las  tradiciones para un régimen libre, el cambio necesario, pero también el amor que se mantiene en la memoria y que contribuye al bien común. Ese sería el éxito para el liberalismo regenerador que defendía en su novela. Escrita por su autor hace 160 años, hoy en nuestra versión de la obra, mantenemos su esencia y nos trasladamos a nuestro mundo actual  colocando en un platillo la enorme necesidad de un cambio protagonizado por esos hijos llamados “mileuristas” y en el otro a los “sesentaiochistas” defensores de unos valores morales como la mejor herencia para sus hijos.

El Compromiso. (Sobre «Padres e Hijos»)

En nuestros ejercicios escénicos jugamos a buscar la verdad sobre el misterioso significado de la vida y las complejas relaciones entre los seres humanos, en un universo cada vez más complejo y misterioso. Tenemos la suerte de que nuestro trabajo es un juego, jugamos nosotros como también lo hacen nuestros hijos, pero posiblemente cambiando las normas del juego y eso es importantísimo para algo tan serio como es el juego escénico.

Esa reflexión y los acontecimientos del 15 M de hace unos años, me llevó a pensar en la eterna paradoja entre la transmisión de valores de una generación que se va a otra que llega con la necesidad de cambios para la regeneración de la sociedad. Ese eterno conflicto me llevó a la novela de Tugenev “Padres e Hijos” que tiene como centro de su argumento el conflicto entre la generación de los padres que protegen sus fundamentos y valores morales para el bien común y la búsqueda de algún tipo de compromiso de los hijos, también para bien común, rechazando la autoridad y esos valores anticuados.

En su novela Turgenev, defiende un liberalismo regenerador, para la Rusia de entonces, que basa los principios del amor que se mantiene en la memoria, contribuyendo al bien común, mientras preservan tradiciones necesarias para un régimen libre. Las políticas liberales necesitarán ser preconcebidas  como objetos de amor mutuo preservándolas en una memoria común. Ese sería el éxito para el liberalismo regenerador que defiende en su novela.

La memoria es la última forma donde el amor puede transmitirse y preservarse de un ser humano a otro, transformando al individuo y a la sociedad en una generación opuesta a la destrucción.

Y ese fue nuestro punto de partida para este trabajo que estamos desarrollando. Partimos de un clásico que escribió su novela hace 160 años y trasladamos su esencia a nuestro mundo actual, centrándonos también en ese argumento eterno entre las generaciones de los “padres” que quieren mantener sus valores y la búsqueda del compromiso de los “hijos” para la transformación de una sociedad ya caduca.

“Quien haciendo el camino viejo conoce el nuevo, puede considerarse un maestro”

El poeta iraní Sohrab Sephri escribió este hermoso poema:

Y les dije / Aquél que en la memoria de la madera vea un jardín / su rostro permanecerá siempre en la brisa de la arboleda.

Juan Pastor Millet

“El efecto Shinkansen”

James Baldwing dijo: “La función del arte es revelar las preguntas que han sido escondidas por las respuestas.” En nuestro “Efecto Sinkansen” hablamos sobre la necesidad de despertar lo que está dormido y recordarnos nuestro terror original.

Como una Alicia, en el País de las Maravillas, nuestra actriz sueña que se levanta de la cama y entra temerosa en un lugar extraño, atraída por la sinrazón de una fuerte llamada que le pide caminar hacia un futuro atrayente pero incierto. Empujada por su intuición camina con estremecimiento hacia lo desconocido, pero una serie de encuentros fortuitos, entretienen y paralizan su intento. Misteriosamente nuestra actriz vuelve a vivir su pasado del que duda si fue real o imaginado, (la buena actuación actoral es real e imaginada) y mientras vuelve a vivir esas diferentes experiencias por las que ya transitó, se originan reflexiones que le ayudan a descubrir ángulos nuevos de la realidad que antes permanecían escondidos.

Paradójicamente lo que entretiene su intento de caminar hacia ese futuro, las reflexiones sobre las vivencias (o actuaciones) de su pasado, serán  lo más válido para encarar ese futuro atrayente.

Esta fábula nos permite presentar un rico repertorio, tragedia, comedia y drama de diferentes obras ya estrenadas en Guindalera,  por la actriz protagonista, María Pastor, enfrentándose a diferente géneros y estilos, pero con el sello propio de nuestro teatro.

Juan Pastor

 

Sobre «Padres e Hijos»

«Aceptar algunas leyes que les vienen impuestas de épocas anteriores o comportamientos que no encajan entre las generaciones jóvenes, es una constante en el desarrollo humano. Hay cosas que nunca cambiarán y que una generación se rebele a la anterior buscando crearse una identidad propia, resulta tan natural como la vida misma. Forma parte del comportamiento humano, siempre ha sido así y seguirá siéndolo».

«Padres e Hijos» en el laboratorio de creación actoral

A partir del 25 de Abril,  ponemos en marcha un laboratorio de creación actoral en el marco de un tema muy actual como es el choque generacional, con vistas a un posterior proyecto, más o menos lejano,  de creación escénica sobre dicho tema. En esta primera etapa y con un carácter más pedagógico, empezamos trabajando sobre la obra “Padres e Hijos” de Brian Friel que hizo una adaptación de la novela del mismo nombre de Iván Turguéniev. El laboratorio estará abierto no solo a actores sino también a directores o autores que pueden participar como oyentes.

En la obra encontramos ecos de los momentos de incertidumbre que hoy en día vivimos. No estamos seguros de casi nada y caminamos por un entorno plagado de dudas. La herencia que dejamos a nuestros hijos y nietos no es muy generosa. Y como en la obra ya reflexionaba Turguéniev algunos se preguntan: ¿Para seguir adelante hay que desprenderse de lo viejo e inútil? ¿Son necesarios cambios drásticos aún a riesgo de destruir lo válido hasta ahora? ¿Qué es lo válido? ¿Qué principios legados por los padres no son válidos para los hijos? Una sociedad sin respeto genera una gran trivialidad o algún tipo de fascismo. ¿Es importante la veneración y el acatamiento o deferencia ante lo que hoy se considera antiguo e inútil? Las cálidas relaciones entre generaciones se enfrían cuando se ponen en cuestión valores hasta ahora asumidos y surgen tensiones entre una generación y otra.  En el fondo de todo esto subyace el sufrimiento de ser padres y el tremendo compromiso del crecimiento.

La forma o el procedimiento empleado en el laboratorio, incidirá sobre el desarrollo de la individualidad del actor que colabora con el director en el proceso creativo de la puesta en escena, luchando contra la tópica pasividad actoral que a veces, se produce en los ensayos.  El riquísimo aporte del actor tendrá que ver con su implicación al dar respuestas expresivas (que la mayoría de las veces nacen del inconsciente) y que se adecuarán al orden establecido por el director.

TEATRO ¿PARA QUÉ?, decíamos ayer…

Un amigo cercano a quien aprecio mucho, no hace mucho me contó entre copa y copa, un poco alterado, después de haber asistido a uno de esos estrenos sonados en nuestro mundillo un poco provinciano de las artes escénicas, la siguiente historia:  “Muchas veces a lo largo de los ya mas de cuarenta años durante los que me he dedicado en cuerpo y alma a esta locura del teatro, me he preguntado como espectador ¿a qué voy al teatro?, y como artista ¿por qué hago teatro?. Posiblemente si hubiese empleado mi energía en otros quehaceres, como por ejemplo tratar de ganar dinero, ahora sería millonario o, si me hubiera dedicado a la política seguro que tendría mi parcela de poder asegurada. De manera que por coherencia conmigo mismo y aprovechando que te tengo aquí delante dispuesto a ser paciente y amable, voy a intentar aclararme en voz alta, y mientras lo hago intentaré encontrar alguna respuesta que me satisfaga y dé un sentido al gran esfuerzo y desgaste de energías empleada durante todos estos años de mi vida”. Y a continuación me soltó un monólogo que resumido podría ser el siguiente:

“Para mi el teatro es un lugar de encuentro para el sosiego del alma humana, un estímulo o acicate ante un mundo a veces duro y hostil, un espacio al que acudo para escuchar la verdad, disfrutando de la ficción, un sitio donde los sueños son intencionados y compartidos en un acto de voluntad colectiva donde decidimos vivir realidades imaginadas porque tenemos una necesidad espiritual o nos sentimos atraídos hacia lo lúdico. Algo atractivo pero a la vez necesario para el ser humano, cada vez mas extrañado ante el misterio de la existencia y la complejidad del alma humana. Un lugar donde sea posible soñar intencionadamente y permitirnos participar, como artista o como espectador, en un mundo que es real pero al mismo tiempo imaginado y descubrir durante ese juego algo de nosotros mismos o de la realidad circundante y no visible en nuestras cotidianas y grises vidas que nos ayude  aunque sea solo un poco a vivir”.

Me pareció su reflexión un poco pretenciosa y quizá empujado por un estado de ánimo que en ese momento, quizá por la atmósfera reinante en la cafetería en la que estábamos, me empujaba a huir de todo aquello excesivamente grave y serio, le interrumpí un poco cansado por su perorata, advirtiéndole que lo primero que debe plantearse alguien que se dedica al mundo teatral, es tener la capacidad para poder divertir, porque si uno se pone tan “estupendo” como lo estaba haciendo él a esas horas de la noche, corría el riesgo de quedarse solo en su burbuja. Cuantas veces hemos oído que bastante dura es la vida como para que en tus ratos de esparcimiento te la compliquen más, en vez de hacerte pasar un rato agradable y olvidarte de tus problemas cotidianos. Mi amigo no sé si por su carácter un poco apasionado o porque realmente se enfadó me contestó muy excitado: “ ¿Y quién dice lo contrario, o es que, acaso divertirse es caer en lo banal, en lo zafio, trivial o intrascendente?. Si voy al teatro, es porque espero gozar, pero espero hacerlo inteligentemente y no hay gozo mayor que el espiritual y aunque parezca un poco pedante en este momento es la respuesta más coherente que me puedo dar a mi mismo. El problema está si nuestro público está preparado para eso o se le ha educado para todo lo contrario. Estoy de acuerdo que el aburrimiento es algo terrible para el alma humana y prohibitivo en el teatro, pero la gente debería comprender que en el mundo hay poesía, verdadera belleza, sentimientos elevados, almas refinadas y afectuosas, que la vida es grande y hermosa  y que debería cultivar su espíritu para…” Y siguió embrollándose más y más. Y mientras lo hacía fue cuando me acordé de un comentario de Chejov, que al regresar a casa volví a consultar. Dice así: “Todo lo que quise fue decir honestamente a la gente: Mírense a ustedes mismos y vean que malas y monótonas son sus vidas. Lo importante es que la gente se dé cuenta de ello, porque entonces seguramente crearán para ellos mismos una vida distinta y mejor…” Y comprendí la inquietud de mi amigo.                                                                                                                                                                             Juan Pastor

Decíamos ayer…

Muchas veces me he preguntado por qué nos empeñamos en mantener el proyecto Guindalera a toda costa, a pesar de las dificultades con las que constantemente nos estamos enfrentando y que llegan a veces a producir situaciones verdaderamente angustiosas por esa obcecación que, como nosotros posiblemente mas gente padece en esta gran familia del teatro en nuestro país. ¿Porqué no salir de este pequeño recinto y emprender proyectos que generen una mayor repercusión social estrenando en espacios mas amplios, utilizando estrategias mas adecuadas para acercarnos al gran público, usando estímulos mas atractivos para los medios y cumpliendo con unas características en la programación que nos exigen las normativas de las instituciones oficiales, pero que nos alejan de nuestros objetivos como centros de creación con un sello propio o  simplemente nos centramos en tener unos buenos ingresos de taquilla…?  Al buscar una respuesta unas veces pienso, que como ocurre en la vida, casi nunca vamos a donde quisiéramos ir, sino a donde la vida nos lleva y si lo aceptamos como algo positivo sin traicionarnos a nosotros mismos, y eso es muy importante, descubrimos que lo que sucede es lo adecuado y por tanto se convierte en un alivio existencial. Pero otras veces y creo que mas convencido, después de analizar todo tipo de razones egoístas, altruistas,  emocionales, prácticas, de principios…., llego a la conclusión de que Guindalera es lo único que podía hacer o que se me permitía hacer si queríamos responder con honestidad a la fuerte llamada o motivación que padecemos algunos de los que amamos el teatro en nuestro país.

Con total independencia, sin dejarnos influir por cantos de sirenas y con el convencimiento de que para eso tenemos que pagar un precio alto, pensamos que Guindalera debe ser un lugar acogedor que permita una serena reflexión, que pueda convertirse, aunque sea durante unas pocas horas en un refugio que alivie el espíritu cansado por tanto despliegue de estímulos, afanes de estar a la última o de sorprendernos con grandes estímulos alejados de lo que nosotros consideramos que es la función mas necesaria del hecho teatral. Un gusto teatral es nuestro lema, gusto para los sentidos, la inteligencia y sobre todo el espíritu. Un espacio en el que la distancia entre los actores y los espectadores es tan corta que se puede leer en la retina de los ojos de aquellos y conectar con la verdad mas íntima y desnuda de sus expresiones y escuchar el jadeo mas profundo de sus emociones y hasta incluso el latido de sus corazones. Un espacio de íntima conexión para compartir los anhelos, deseos casi siempre no realizados, temores, inquietudes pero también gozos que nos plantean las obras de autores escogidos con toda minuciosidad. ¿Eso es un lujo o una exigencia en sociedades como la nuestra?

Guindalera, como centro de creación y exhibición con un sello propio, siempre ha querido beber de los grandes autores universales. Hemos montado a Cervantes, Shakespeare, Calderón, Ibsen, Chejov, Lorca, Valle Inclán, Pinter.., pero también nos interesan los autores contemporáneos con los que podamos establecer una fluida comunicación como Brian Friel, Sanchís Sinisterra, Ignacio Amestoy o Juan Mayorga y mas si en el proceso de creación de la misma obra podemos tener una participación activa con el autor. Esta sería la forma ideal de presentación de nuestros espectáculos, ya que sobre todo somos un centro de creación.

Por eso en nuestro próximo trabajo nos hemos planteado la autoría de una nueva obra.  Una reflexión sobre la naturaleza del amor como componente básico para la felicidad de los seres humanos. Partimos de una adaptación de una novela de Chejov, que se irá enriqueciendo con la experiencia práctica en los ensayos con los actores y el equipo de dirección con aportaciones nuevas extraídas de toda la obra del autor y centrándonos en una de sus principales preocupaciones: ¿por qué el ser humano, mereciéndoselo, no llega a ser feliz durante su corta existencia?. ¿Alguien podría ayudarnos a encontrar alguna respuesta que enriquezca nuestro trabajo?

Abril 2011. Articulo publicado en la revista Godot por Juan Pastor

Reflexiones

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momento representación de Tres años,de Juan Pastor basado el la obra de Chéjov. José Bustos, María Pastor, José Maya y Raúl Fernandez

Hay un problema grave en nuestra profesión y que en cierto modo es un reflejo de lo que pasa en nuestra sociedad. La falta de una autoestima colectiva. Si en nuestra sociedad no funcionan nuestras instituciones (justicia, autonomías, congreso, poderes reguladores de la economía, etc..) porque no buscan el bien común, aunque fueron creadas para eso, en la profesión teatral también falta voluntad colectiva en un trabajo que fundamentalmente es colectivo.

En nuestro trabajo tenemos que pensar que los problemas ajenos nos afectan. Mi crecimiento tiene que ver con la escucha y resolución de los problemas ajenos. Juan Pastor