GUINDALERA nació como centro de creación teatral con la voluntad de ser un servicio público, un servicio público para la ciudad de Madrid, con un espacio físico para la creación y difusión de sus producciones. Durante estos quince años y en ese espacio concreto hemos creado un estilo propio, con unas características específicas, que son el sello de nuestras producciones profesionales.
Hemos buscado la independencia, la dignidad artística, técnica y laboral, así como el equilibrio entre lo que nos interesa a nosotros y a nuestra sociedad, entre la elección de textos sólidos y el deseo de renovación, además del entretenimiento y la búsqueda de temas que hablen de la condición humana y planteen nuevos interrogantes sobre el ser humano en el universo. Siempre nos ha interesado el actor como centro de la experiencia teatral y sus procesos creativos, al tiempo que nos hemos alejado del “efecto teatral”, reemplazándolo por la verdad en el arte escénico y la magia del juego teatral. Insistimos en los matices de la sencillez y la pureza del arte escénico. En nuestros montajes hemos dado prioridad a la cercanía con el espectador, que siente la proximidad de las emociones desnudas de nuestros actores.
La sala, situada en el número 20 de la calle Martínez Izquierdo, ha sido siempre un espacio físico donde desarrollar un proyecto de creación teatral, un centro donde poder elaborar y mostrar nuestra propia producción teatral, enriquecida con la aportación de otras actividades artísticas cercanas a nuestra forma de concebir el arte escénico. De esta forma, GUINDALERA se ha convertido con los años en un espacio de culto con un público fiel, en un referente por la calidad artística y por su modelo de gestión independiente, en algo que como servicio público, sin los presupuestos de los centros “oficiales”, enriquece a la sociedad a la que pertenecemos.
Sin embargo, después de remontar muchas situaciones críticas durante estos quince años, por no encajar en la “normativa urbanística” del Ayuntamiento para obtener una LICENCIA de teatro, lo que nos excluía de la posibilidad de optar a las ayudas para la programación de salas de pequeño formato de las distintas administraciones, y por lo tanto con la constante amenaza de cierre, en el año 2016 nos vimos en la obligación, ya por una total imposibilidad económica, de cerrar la sala como espacio de exhibición.
No obstante ante esa decisión dolorosa del cierre, María Pastor, adecuándose a las circunstancias adversas y haciendo todo un ejercicio de equilibrio, decide tomar el relevo y hacerse cargo del proyecto antiguo, transformándolo en un nuevo espacio de creación con el que poder asegurar el mantenimiento de la labor creativa desarrollada hasta ahora con la ayuda de posibles socios. Si no somos un teatro al uso, no podemos abrir una taquilla al uso y por lo tanto carecemos de ingresos y no podemos optar a subvenciones en la medida que lo hacen el resto de salas de teatro. Así nace el nuevo ESPACIO GUINDALERA, que se abre a nuevos horizontes, asumiendo la necesidad de un cambio, pero preservando sus valores. Creadores y espectadores asociados promueven un espacio polivalente donde se acortan las distancias entre espectadores y artistas, donde se genera debate y reflexión en torno al placer de lo cuidadosamente escogido. Donde se buscan sinergias entre diferentes manifestaciones artísticas y se tienden puentes.
ESPACIO GUINDALERA se pone en marcha, pero de nuevo y ante una inspección equivocada se generan malinterpretaciones burocráticas que amenazan otra vez con el cierre del nuevo espacio. Quedamos muy sorprendidos por dicha orden de cierre, que recibimos en nuestro centro el 22 de Febrero, porque nos habíamos visto obligados a ajustarnos a la normativa, dejando de funcionar como sala de teatro en 2016 y abriendo este ESPACIO GUINDALERA como club privado. Desde entonces, todas las personas que acceden al espacio y a sus actividades deben registrarse como socios de la Asociación Cultural Escena Abierta, lo que elimina los ingresos por taquilla. Esta asociación tiene como misión: promover la participación de los espectadores en actividades lúdico creativas, utilizando la expresión artística como herramienta de inclusión y desarrollo al servicio de la comunidad.
Es casi cómico, que uno de los puntos conflictivos del aviso de cierre fuera el uso de la palabra “teatro” en nuestra comunicación, pero nosotros insistimos en reivindicar su uso, pues esa palabra no solo alude a un edificio destinado a la representación de obras dramáticas, sino que su contenido es mucho más amplio.
Los vecinos convocaron una reunión informativa de apoyo y la respuesta fue inmediata, la sala se llenó con el #NoalCIERREdeEspacioGuindalera y las redes se inflamaron con su solidaridad…
RESUMIENDO: En la nueva etapa que nos hemos visto obligados a emprender en octubre del 2017, compartimos, asociándonos artistas y espectadores, un espacio de creación multidisciplinar. Queremos encontrar la manera de aclarar ante el Ayuntamiento algunos conceptos. Consideramos que, obligados a cumplir con la LICENCIA a la que únicamente podemos acceder como sede de nuestra asociación cultural, realizamos LEGALMENTE actividades en cumplimiento de los objetivos establecidos en nuestros estatutos. De momento hemos paralizado las actividades, aunque seguiremos trabajando para mantener ESPACIO GUINDALERA dentro de la legalidad actual con la que nos vemos obligados a funcionar.
No obstante nos gustaría ir un poco más lejos y pedir a las concejalías de Cultura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, que encuentren la fórmula para modificar la normativa para centros como el nuestro que demanda nuestra sociedad y que reúnen las condiciones necesarias para optar a una licencia de teatro.